domingo, 10 de marzo de 2013

EL TITANIC EN LA CULTURA POPULAR


Si ya hace un tiempo publicaba por aquí un articulo titulado Jack el Destripador en la cultura popular, hoy me gustaría asomarme a otro hecho histórico no menos fascinante, y que como aquel, también repercutió notablemente en infinidad de leyendas, novelas, películas y documentales. Me refiero, como no, a la legendaria tragedia del Titanic, la misma que lo convertiría, sin duda alguna, en el barco más famoso de todos los tiempos.

Pero antes de abordar una nutrida reseña con algunas de las más famosas producciones basadas en el fatídico accidente naval, conviene repasar los principales acontecimientos verídicos que dieron lugar al mito.

Así, nos remontamos a principios del siglo XX, momento histórico en el que cientos de miles de personas de diversa procedencia y estrato social, aunque con especial prominencia de campesinos, obreros y artesanos, viéndose empujadas por la miseria que cíclicamente se apoderaba de Europa ponían la vista en el Nuevo Mundo (no en vano llamado también "la tierra de las oportunidades"), soñando con poder comenzar allí una vida más próspera y acomodada.

Salvo contadas excepciones, estos emigrantes (principalmente europeos) se establecieron de manera definitiva en las nuevas tierras, creando incluso nuevas ciudades y trasladando allí la cultura y parte del acervo de Europa, extendiendo con ello los límites del llamado mundo occidental.

Emigrantes europeos llegando a Nueva York a finales del siglo XIX

Muchas fueron las compañías navieras que supieron ver un auténtico filón en semejante flujo de personas entre ambos continentes. Entre ellas la que hoy nos ocupa, la White Star Line (o Línea Estrella Blanca).

El célebre logotipo de la White Star Line

La Cunard Line siempre fue la principal competidora de la White Star Line. En respuesta a los afamados transatlánticos de su competencia, el Lusitania y el Mauretania, la White Star decidió construir los tres barcos más grandes y lujosos del mundo, dentro de la denominada Clase Olympic, un proyecto sin precedentes hasta ese momento.

Este proyecto comenzó a gestarse la noche del 10 de junio de 1907 durante una cena en la mansión londinense de Lord James Pirrie, director gerente y socio mayoritario de los astilleros Harland and Wolff de Belfast (Irlanda del Norte), que por cierto también eran los más grandes del mundo. Estos astilleros tenían un jugoso acuerdo con la White Star, el cual le otorgaba exclusividad total en la construcción de los buques de esa compañía, siempre y cuando no construyera buques de línea para las compañías rivales (Cunard Line y Union Castle).

En el transcurso de esta cena, el anfitrión, Lord James Pirrie, y J. Bruce Ismay, director gerente de la White Star Line, decidieron la construcción de la anteriormente citada Clase Olympic, que estaría formada por el Olympic, el Titanic y el Britannic. Curiosamente, la mansión londinense donde se proyectó el Titanic, cuya dirección es 39 Chesham Place, ubica en la actualidad la Embajada de España en el Reino Unido.

Lord James Pirrie y Bruce Ismay. Decidieron la construcción del Titanic durante el transcurso de una cena.

Vista actual de la antigua mansión donde se celebró la mítica cena, en el número 39 de Chesham Place, hoy Embajada española.

Mientras que los barcos de la Cunard Line fueron famosos por su velocidad, los barcos de la Clase Olympic fueron planeados para ser los más grandes y más lujosos del mundo, y se diseñaron usando algunas de las más avanzadas tecnologías disponibles en aquel tiempo, tales como mamparos herméticos que dividían el casco en 17 secciones independientes y que se creía que podían mantenerlos a flote en caso de rotura de una parte del casco; también estaban dotados de telegrafía, un nuevo diseño de hélices de tres palas y las instalaciones de primera clase no tenían comparación con otros buques en cuanto a lujo se refiere. Cumplían con todas las normas de seguridad exigidas por la legislación británica y norteamericana. Construidos en la opulencia de la belle époque, fueron equipados con una piscina interior, un gimnasio, una cancha de squash, una biblioteca, y una sala de recepción, entre otras comodidades para uso exclusivo de primera clase. Los camarotes estándar de primera clase fueron adornados con revestimientos de madera blancos, costosos muebles estilo Luis XV y otras decoraciones elegantes, directamente inspiradas en la lujosa ornamentación del Palacio de Versalles. Además contaban con baños compartidos que disponían de agua caliente y fría. Tampoco faltaban las estufas eléctricas. En el caso de las suites se utilizaron en las salas de estar unas chimeneas hermosamente empotradas. Como una innovación en los viajes de la época, ofrecían tres ascensores para primera clase y uno para segunda.

Recreación informática de la lujosa escalera principal del Titanic. Ayuda a hacerse una idea de la ostentación existente en primera clase.

El único gimnasio a bordo era también para uso exclusivo de la primera clase.

La construcción de los tres míticos barcos en los astilleros Harland and Wolff se prolongó a lo largo del periodo comprendido entre 1908 y 1914. El Titanic (en realidad llamado RMS Titanic, abreviatura de Royal Mail Steamship Titanic, o Buque de Vapor del Correo Real Titanic en castellano) tenía una eslora total era de 269 m, su manga era de 28 m, tenía un tonelaje bruto de 46.328 toneladas y una altura de 18 metros desde la línea de flotación hasta la cubierta de botes. Así mismo fue equipado con dos máquinas alternativas de cuatro cilindros de triple expansión y una turbina Parsons de baja presión, que impulsaban tres hélices de bronce. Tenía 29 calderas alimentadas por 159 hornos de carbón, que hacían posible la velocidad máxima de 23 nudos (43 km/h). Sólo tres de las cuatro chimeneas con 18,9 metros de altura eran funcionales; como curiosidad cabe apuntar que la cuarta servía únicamente para la ventilación, y fue añadida para darle al barco una apariencia más impresionante.

Imagen del Titanic en el astillero de Harland and Wolff  poco antes de su botadura el 31 de mayo de 1911.

Obviamente, no se llamó Titanic en vano...

No debemos llevarnos a engaño: si el diseño de estos barcos hubiera sido destinado solo al tránsito de emigrantes, en modo alguno se hubiera dado tal exageración a sus proporciones. Pero dado que las clases pudientes estaban dispuestas a pagar auténticas fortunas por un pasaje de lujo, la naviera no reparó en gastos para complacerlos.

Facsímil de un anuncio publicitario de la época del Titanic

Los preparativos para el viaje inaugural del Titanic, también apodado "Buque de los Sueños" o "El Insumergible", habían comenzado una semana antes: avituallamientos, alojamiento de la tripulación contratada, habituación a sus labores, etc. El buque inició dicho viaje inaugural desde Southampton (Inglaterra) con destino a Nueva York (Estados Unidos), el miércoles 10 de abril de 1912, con el capitán Edward John Smith al mando, quien previamente al viaje expresó que éste iba a ser su último mando antes de jubilarse, porque deseaba estar más tiempo con su esposa y su hija. Efectivamente fue su último viaje. 

El capitán Edward John Smith

El Titanic zarpó a las 12:15 p. m., y cuando dejó el muelle su estela hizo que otro barco, el New York (el cual estaba atracado en las proximidades) se acercara peligrosamente, rompiendo sus amarras y casi chocando ambos barcos, antes de que unos remolcadores alejasen al New York. Este incidente retrasó una hora la partida, y ya nunca sabremos si, en caso de no haberse producido, quizá hubiera podido evitarse el posterior desastre.

Imagen real del Titanic zarpando en el muelle de Southampton

El caso es que después de atravesar el Canal de la Mancha, el Titanic hizo escala en Cherburgo (Francia) para que embarcasen más pasajeros, y al día siguiente hizo escala en Queenstown (Irlanda), donde embarcaron pasajeros de tercera clase y el correo.

Inicialmente, el Titanic tuvo un viaje bastante placentero. Los pasajeros de primera, segunda y tercera clase disfrutan de los lujos propios de cada categoría y aprovechan estas primeras horas de navegación para curiosear los recovecos del buque de los sueños. Los días transcurrieron sin novedad, pero el 13 de abril empezaron a llegar vía telégrafo los primeros informes de avistamiento de bloques de hielo en la ruta; al menos una docena de mensajes pudieron ser recibidos antes de que el telégrafo Marconi fallara por un periodo de 10 horas. Restablecida la comunicación en la cabina de radio, los radiotelegrafistas empezaron a recibir nuevos avisos de peligro de icebergs, los cuales fueron ignorados o no tomados muy en cuenta por la oficialidad reemplazante.

Aunque la presencia de icebergs en la zona se hizo más que evidente, el Titanic en ningún momento disminuyó su velocidad para impresionar así a la prensa estadounidense

El clima se enfrió a medida que se acercaban a los grandes bancos de Terranova, momento en el cual el capitán Smith ordenó alterar un poco el rumbo para pasar más hacia el sur de los grandes sectores de icebergs, otro de esos imprevistos acontecimientos que sin duda acabaron propiciando el fatal desenlace. La velocidad era de 22 nudos (40 km/hora) y el capitán Smith consultó a Bruce Ismay (el anteriormente citado director gerente de la White Star Line) si podía bajarla, a lo cual éste se negó aduciendo que deseaba hacer el mejor tiempo en su viaje inaugural.

El último atardecer del domingo 14 de abril sorprendió al Titanic navegando en aguas muy tranquilas. Cuando la noche, muy helada, cayó, el buque navegaba en una zona de aguas quietas sin oleaje, un verdadero espejo líquido negro, lo cual era un inconveniente para avistar icebergs. Smith consultó de nuevo a J. Bruce Ismay, si podía reducir la velocidad, pero nuevamente obtuvo una negativa por su parte.

Smith ordenó entonces redoblar la guardia en los mástiles. Otro error fatal fue que los vigías, Frederick Fleet y Reginald Lee, hubiesen olvidado sus prismáticos en Southampon. Hay que tener en cuenta que por la noche, el barco navegaba casi a oscuras. En esas circunstancias, disponiendo de binoculares, los dos vigilantes que estaban de guardia en la cofa habrían podido divisar un iceberg a más de una milla (casi dos kilómetros). Sin embargo, sin ese instrumento, a simple vista la distancia de detección era cuatro veces menor. A ello hay que sumar que, aunque el aire estaba en calma, la velocidad del Titanic generaba un viento aparente de 40 km/h. Esto y la fría atmósfera sin duda puso los ojos llorosos a los observadores reduciendo aún más su agudeza visual.

La noche era estrellada y el mar estaba excepcionalmente tranquilo, si bien hacía un frío tan crudo que muy pocas personas estaban afuera en la cubierta de paseo. Dentro, las luces y la música revelaban el ambiente de fiesta, alegría y despreocupación que habían disfrutado los pasajeros desde que el transatlántico levara anclas. Alrededor de las 22:30, el capitán Smith se había retirado a su camarote de babor, dejando al mando al primer oficial William Murdoch. A las 23:40 de la medianoche, mientras el Titanic navegaba a 22,5 nudos (41,7 km/h), el vigía Frederick Fleet avistó un iceberg por delante a menos de 500 metros de distancia y con una elevación de unos 30 metros sobre el nivel del mar. Fleet hizo sonar la campana tres veces y telefoneó de inmediato al puente de mando. El sexto oficial James Paul Moody levantó el teléfono para recibir la desesperada llamada de Frederick Fleet -"¡Iceberg, derecho al frente!"- y avisó a Murdoch, quien corrió al ala de estribor para observarlo por sí mismo.

Dos imagénes que recrean los momentos previos a la fatal colisión

El primer oficial Murdoch tomó las medidas que creyó correctas e intentó evitar la colisión, primero girando el timón todo a babor, seguidamente dando marcha atrás, lo cual fue fatal (otra decisión errónea) pues el timón perdió una presión de virada. En el último minuto, el barco logró evitar el choque frontal (con el que seguramente no se habría hundido y habría sido capaz de al menos flotar estando dañado). Seguidamente Murdoch ordenó viraje a estribor, quizás demasiado pronto, sin sospechar que el iceberg (que era más alto que el nivel del puente) se extendía a los costados por debajo del mar. Finalmente el buque rozó el iceberg abriéndose las placas de estribor a 5 m de profundidad con 6 brechas diferentes que en total sumaban unos 100 m de rasgaduras y 5 compartimentos abiertos al agua. De este modo comenzaron a entrar 9 toneladas de agua por segundo. En ese momento el Titanic quedó sentenciado.

Recreación del momento del impacto
Gráfico que detalla como se dañó el casco del barco
Ruta prevista del Titanic. La marca en forma de X muestra el lugar de la tragedia

El capitán Smith, que aún estaba en su camarote, salió cuando ya el témpano estaba alejado y se le informó de lo ocurrido. Entonces hizo detener de inmediato el barco e hizo llamar a Thomas Andrews, el diseñador del Titanic y éste llamó a John H. Hutchinson, el carpintero, para repasar todo el barco. Descubren que la sala de clasificación de correo está inundada. En ese momento, Henry Wilde, el Jefe de oficiales que se encontraba inspeccionando el sector proel, fue informado por el señalero Hemmings y por el contramaestre Haines de que en el estanque de pique de proa se escuchaba un silbido inusual, señal de que el agua estaba desplazando con fuerza el aire contenido a presión en su interior.
Andrews informó al capitán en presencia de Bruce Ismay, representante de la compañía, de que cinco de los compartimentos estancos delanteros de estribor se habían combado hacia dentro, saltando los remaches e inundándose. Al principio el daño no pareció fatal; sin embargo, el diseñador, Thomas Andrews, después de repasar el barco con el carpintero Huchtkins, confirmó que el buque naufragaría en un tiempo de entre dos y cuatro horas.

Otra curiosidad bastante notable es que hasta ese momento los pasajeros aún no se habían dado cuenta ni de lejos de la gravedad del asunto (recordemos que se tenía al Titanic por insumergible), prueba de ello es que algunos hombres de tercera clase se pusieron a jugar despreocupadamente al fútbol con los trozos de hielo desprendidos del iceberg que habían caído sobre la cubierta. La mayoría no se inquietó y aún permaneció largo tiempo en el interior del buque.

A las 0:05, la pista de squash a 10 metros por encima de la quilla, ya está bajo el agua. Entonces, el capitán Smith instruyó a sus oficiales para desalojar del barco, intentando que no cundiera el pánico. Impactado y en estado de shock, Smith sabía por simple aritmética que muchos pasajeros morirían por el escaso número de botes (había 20, con los que se podía salvar a 1.178 personas, mientras que el número de viajeros era mucho mayor: 2.228 entre pasajeros y tripulación) . De ahí en adelante, a pesar de su larga experiencia, diversos testimonios de supervivientes aseguran que Smith se mostró inseguro, errático y ajeno a la situación.

Jack Phillips, primer oficial de radio, de 24 años, recibió la orden de enviar llamadas de socorro. El Titanic había colisionado a unos 600 km de la isla de Terranova. Varios barcos recibieron el SOS, entre ellos el Mount Temple, el Frankfurt, el Birma, el Baltic, el Virginia y el Carpathia. El Carpathia se encontraba a 58 millas (107 km) de distancia, y tras recibir el SOS, su veterano capitán, Arthur Rostron, decidió cambiar de rumbo y dirigirse hacia la posición del Titanic.
El RMS Olympic también escuchó la llamada de socorro de su hermano gemelo, pero no pudo hacer nada: se encontraba a 500 millas (926 km) de distancia.

La energía del telégrafo  ya estaba casi por terminarse, a eso de las 2:10, cuando el Capitán Smith llegó al cuarto y les dijo a Phillips y a Harold Bride que ya habían cumplido con su deber, y que por lo tanto dejaran sus puestos e intentaran salvarse.

Bride recordaría luego como Phillips, pese a esta opción que les daba Smith de salvarse, continuó trabajando. El trabajo terminó cuando el dínamo generador se descargó. Mientras el cuarto se inundaba, un miembro desconocido de la tripulación, en un ataque de histeria intentó robarle el salvavidas a Phillips, pero Bride se dio cuenta, lo agarró, y Phillips lo noqueó de un golpe.

Foto del auténtico cuarto del telégrafo del Titanic

El agua comenzaba a inundar la cubierta del barco y también la sala de comunicaciones, por lo que ambos decidieron salvarse, dejando al frustrado ladrón del salvavidas inconsciente en el suelo. Bride se dirigió hacia la parte delantera del barco y Phillips a popa. Luego, Phillips, se subió a un bote salvavidas, pero éste volcó precipitándolo a las gélidas aguas del Atlántico. Exhausto, Phillips no aguantó la noche y murió antes de que llegase el rescate.

Pero no sería el único héroe a bordo. Durante el hundimiento, los ocho miembros de la banda de música, dirigidos por Wallace Hartley, se situaron en el salón de primera clase en un intento por hacer que los pasajeros no perdieran la calma ni la esperanza. Más tarde continuaron tocando en la parte de popa de la cubierta de botes. La banda no dejó de tocar incluso cuando ya era seguro que el buque se hundiría. Ninguno de los integrantes sobrevivió al naufragio, y desde entonces ha habido mucha especulación respecto a cuál fue la última melodía que interpretaron. Algunos testigos dicen que la última canción fue Nearer, my God, to Thee (Más cerca, Oh Dios, de tí). Aunque existen tres versiones de dicha canción y nadie ha podido confirmar exactamente cuál de ellas se interpretó, o si realmente ésa fue la última.

La legendaria orquesta del Titanic

De igual modo, el cerca de medio centenar de fogoneros y otros operarios que trabajaban en la sala de máquinas y las calderas, incluidos los oficiales, permanecieron en sus puestos hasta la muerte, achicando las vías de agua y manteniendo operativo el sistema de iluminación, lo que permitió salvar las vidas de cientos de personas. Ninguno de ellos se salvó.

Mientras tanto, los pasajeros ya se habian dado cuenta de que la cosa iba en serio, especialmente cuando comenzaron a bajarse los primeros botes salvavidas, llenos de mujeres y niños, y otros apenas medio llenos, como demostró una investigación posterior, y a veces con hombres en lugar de mujeres. Pruebas aportadas durante la investigación sugirieron que en un principio algunas de las puertas cerraron el paso de los pasajeros de tercera clase con mayordomos esperando instrucciones y que se abrieron entonces, pero sólo después de que la mayoría de los botes salvavidas ya se habían lanzado. Poco después se lanzaron al aire varias bengalas de emergencia. El resplandor de éstas fue vista desde la distancia por el vapor Californian, pero no acudieron por pensar que era una fiesta que hacían en el Titanic. A la 1:30 la proa ya estaba casi sumergida y a la 2:05 el agua alcanzaba la Cubierta A; se desató el pánico entre los que quedaban y hubo una gran confusión e incluso disparos. Unos saltaron al vacío, otros no se decidieron. A las 2:17 la proa se hunde aún más a la vez que la popa se eleva hasta tal punto que se hacen visibles las hélices. Un minuto después, a las 2:18, se escucha un estruendo enorme, ya que todos los objetos movibles de su interior, muebles, vajillas y demás enseres, chocan contra la parte sumergida de la proa, las luces parpadean una vez y después se apagan para siempre, dejando al buque como una silueta negra contra un cielo estrellado.


2 horas y 40 minutos después del impacto con el iceberg, a las 2:20 del lunes 15 de abril, el Titanic, tras partirse en dos con un terrible crujido, comienza a hundirse. Primeramente despacio, mucho más rápido a continuación, hasta desaparecer totalmente bajo las aguas. La zona se llenó entonces de los gritos, lamentos y llantos de todas la personas que irremisiblemente se congelaban en las heladas aguas sin tener donde agarrarse. A las 2:32 reinaba ya el más absoluto silencio, dado que a la temperatura que estaba el agua (entre 0 y 2 grados), un ser humano no tarda más de 12 minutos en morir congelado.

El hundimiento se saldó con 1.500 muertos aproximadamente, muertos por ahogamiento o hipotermia (de acuerdo con la investigación del Senado de los EE. UU.), debido a que el buque, aún cumpliendo con la legislación vigente de la época, no llevaba botes salvavidas para todo el pasaje y tripulación. Sólo se embarcaron 711 personas de un total de 1.178 plazas disponibles en los botes, dándosele preferencia a la primera y segunda clase, mujeres y niños principalmente. Resulta verdaderamente repugnante observar como el 75% de la tercera clase pereció. A decir verdad, consiguieron sobrevivir más hombres de la primera clase que niños de la tercera. ¡Indignante!.

Fue uno de los peores desastres marítimos en tiempos de paz de la historia y sin duda el más famoso.


Resulta cuando menos curioso saber que el RMS Carpathia no era el barco más cercano al lugar del desastre. El SS Californian, un buque de transporte mixto al mando del capitán Stanley Lord, estaba a menos de 10 millas de distancia y tenía al Titanic a la vista, pero por haber desconectado el telégrafo inalámbrico debido entre otras razones al pésimo trato recibido por parte del anteriormente citado telegrafista Jack Phillips del Titanic 10 minutos antes del choque y su capitán, Stanley Lord, haber desestimado las muchas señales visuales luminosas enviadas por el barco condenado, no tomó parte en el rescate. Las controvertidas y contradictorias declaraciones posteriores de Lord ante la Comisión británica acabaron con su reputación y fue desvinculado de la Leyland Line.

El Carpathia llegó aproximadamente a las 4 de la mañana al sector y al amanecer descubrió los botes salvavidas del infortunado transatlántico en medio de los témpanos de hielo.

Supervivientes en uno de los botes salvavidas momentos antes de ser rescatados por el Carpathia

Logró rescatar a 706 pasajeros (uno fallecido) y además subió a bordo los botes del extinto buque, a excepción de los plegables, y se retiró del lugar a las 8:50, momento en el que el SS Californian aparece en el horizonte acudiendo al rescate tardíamente y el capitán del Carpathia le encarga barrer la zona en búsqueda de supervivientes. Entonces puso rumbo de vuelta a Nueva York y durante la travesía albergó a los pasajeros según su clase (está visto que ni en tales circunstancias se otorgaba un poco de igualdad). Tanto es así, que los fallecidos de primera clase fueron colocados en refinados ataúdes, los de segunda en sacos y los de tercera fueron depositados con hielo en las bodegas. El capitán del Carpathia también mantuvo silencio telegráfico hasta llegar a Nueva York, donde desembarcó a los pasajeros y los botes del Titanic en medio de la mayor expectación periodística.

Por su parte, la White Star Line alquiló cuatro barcos para recuperar los cuerpos del desastre: el Mackay-Bennett, el Minia, el Montmagny y el Algerine. Los cuatro barcos lograron recuperar un total de 328 cuerpos, de los cuales 119 fueron devueltos al mar debido a su avanzado estado de descomposición (algo ciertamente inaudito a día de hoy).

Vendedor de periódicos callejero anuncia la tragedia del Titanic

La noticia de la tragedia del Titanic dio rápidamente la vuelta al mundo, y causó sensación en los cinco continentes. La investigación la dirigió John Charles Bigham, lord Mersey, un experto en cubrir asuntos escandalosos, y a pesar del impresionante plantel de especialistas e ingenieros navales, no se intentó llegar al fondo de lo sucedido y se procuró de evadir cualquier atisbo de responsabilidad. Aparte de autoprotegerse por sus desfasadas leyes marítimas que habían permitido considerar que el Titanic llevaba más botes salvavidas que los exigidos, el Ministerio de Comercio no tenía ningún interés en acusar a la White Star Line de negligencia. Al menos, este naufragio sirvió para que en lo sucesivo se estableciera una nueva normativa mundial de seguridad en el transporte marítimo, donde entre otras importantes mejoras se estipuló que debería haber botes salvavidas para todo el mundo, algo que aunque actualmente parezca "de cajón", no siempre fue así.

Desde entonces, los restos partidos en dos del legendario transatlántico, y con ellos los sueños truncados de muchos cientos de personas, reposan a cuatro kilómetros de profundidad, en un limbo de silencio y oscuridad perpetuas. La leyenda acababa de nacer...

Curiosamente, una parte de la vajilla quedó perfectamente depositada en el lecho marino

Y como en toda leyenda que se precie, pronto surgieron infinidad de extrañas teorías a su alrededor, a cada cual más descabellada. Por ejemplo, aquella que afirmaba que al parecer, un tratante de antigüedades egipcias se había hecho en el mercado negro de El Cairo con el sárcofago de un rey egipcio -de nombre desconocido-, cuya momia aún iba en el interior. Ubicada en las bodegas del futuro buque fantasma, la maldición de la momia egipcia fue, según las supercherías de la época, la causa última del hundimiento. Los dioses egipcios, irritados por la afrenta realizada contra uno de sus iguales, decidieron que el mundo, después de miles de años de silencio, debía recordar el poder de Anubis, el dios de los muertos.

En realidad la historia no es más que una invención. Lo que secedió es que un pasajero comentó esa noche durante la cena que existía una leyenda de una momia expuesta en el British Museum que maldecía a todo aquel que escribía su historia. Algunos supersticiosos dirían después que el simple hecho de hablar de esta momia provocó que se desencadenara la supueste maldición. Luego, al ir corriendo la historia de boca en boca, alguien acabaría situando a la momia directamente en las bodegas del barco.

Lo que sí ya resulta bastante más inquietante es la historia del escritor Morgan Robertson y su novela Futility, or the Wreck of the Titan (en español: El Naufragio Del Titán o Futilidad). La novela cuenta la historia de un gran transatlántico, llamado Titán, el más grande y lujoso de la época, que se hunde después de chocar con un iceberg en el Atlántico Norte en su viaje inaugural entre Nueva York y Southampton. El Titán de Robertson solo disponía de 24 botes salvavidas que apenas tenían cabida para menos de la mitad de las 2.500 personas, pasajeros y tripulación, que iban a bordo, y entre las que se encontraban algunas de las grandes fortunas del planeta y una importante representación de lo más selecto de la alta sociedad inglesa y estadounidense.

Todo esto nos parecería un guión nada original sobre el hundimiento del Titanic, si no fuera porque Robertson lo escribió en 1898, es decir: 14 años antes de los sucesos reales. ¿No es increíble?. Saquen ustedes las conclusiones oportunas.

Otra anécdota muy curiosa es la que protagonizó Violet Jessop (1887-1971), la única persona que ha servido a bordo de los tres trasatlánticos "gemelos" de la clase Olympic. Empezó como camarera en el Olympic y el 20 de septiembre de 1911 fue testigo del choque con el crucero Hawke, que causó un agujero en el casco del trasatlántico y tuvo que ser reparado provocando provocó un retraso de tres semanas el viaje inaugural del Titanic. Luego sirvió en el Titanic durante su infame viaje inaugural, salvándose al subir al bote salvavidas número 16. Y como no hay dos sin tres, durante la Primera Guerra Mundial trabajó como enfermera para la Cruz Roja británica y en 1916 estaba a bordo del Britannic (reconvertido en barco hospital) cuando chocó con una mina en el mar Egeo el 21 de noviembre y se hundió. Estuvo entre los 1036 supervivientes del naufragio.

Violet Jessop: una mujer ciertamente insumergible

Curioso resulta también el caso de Valentina Capuano, pasajera superviviente del famoso accidente del Costa Concordia en 2012 (es decir, un siglo después), ya que es nieta de una pasajera que sobrevivió al Titanic. Capuano dijo que estaba estupefacta de que la historia parecía repetirse para ella. Y en cierto modo, así fue.

Tendrían que pasar 73 años desde la tragedia del Titanic, hasta que sus restos fueran descubiertos bajo las aguas a unos 600 km al sur de la isla de Terranova. Fue el 1 de septiembre de 1985 cuando Robert Ballard y su equipo pusieron en práctica un sistema de investigación submarina en colaboración con la Armada estadounidense. Ballard se negó a extraer "reliquias" del pecio argumentando que lo consideraba una tumba submarina que no debería ser profanada. Aún así, alertó del grave riesgo de que ciertas expediciones clandestinas se dedicaran a saquearlo.

Robert Ballard: el célebre arqueólogo submarino que descubrió la ubicación exacta de los restos del naufragio en 1985

Como dato, también os diré que Millvina Dean, la última superviviente del Titanic, tenía tan sólo nueve semanas de vida cuando el trasatlántico naufragó. Falleció hace cuatro años, en 2009, a la edad de 97 años.

Millvina Dean junto a unos restos del naufragio

Fijáos cuanta es es la fascinación que levanta la historia del mítico barco, que hace apenas unos días el extravagante magnate australiano Clive Palmer reveló en Nueva York los avances en su plan de construir una réplica perfecta del Titanic. Como era de esperar, se llamará Titanic II y aseguran que estará listo para su viaje inaugural en 2016. A ver en que queda eso.

Clive Palmer quiere construir el Titanic II

Lógicamente, el trágico suceso también tuvo una enorme incidencia en la cultura popular, dando lugar a una ingente cantidad de cómicsnovelas, películas y documentales (y como suele suceder en estos casos, con diferentes grados de rigor histórico). A continuación os dejo una reseña con algunas de estas producciones. No están todas (sería una labor casi imposible), pero probablemente sí las más conocidas:


Cómics:


El gran dibujante Attilio Micheluzzi realizó una larga historia de 84 páginas que, en Francia, fue publicada por Ediciones Casterman en su colección À suivre... Se tituló precisamente Titanic y en ella, el maestro italiano utilizaba el fatídico viaje del transatlántico más célebre del siglo XX como marco ambiental y excusa argumental en los cuales situar las andanzas y vicisitudes de un variopinto plantel de personajes, entre los que podemos encontrar un hombre de negocios norteamericano candidato al Senado, un estrafalario príncipe ruso, un aristócrata británico que trabaja como piloto de carreras, un anarquista español partidario de la causa independentista irlandesa, un astuto periodista, etc. Personajes llenos de colorido a los que seguimos en cabina, en los puentes de primera o tercera clase, en la sala de máquinas, en la de baile. Es el retrato sociológico de una sociedad vacilante basada en las desigualdades, construida como una cuenta atrás hacia lo ineluctable, hacia el fin de un mundo que se muere lentamente.

En resumen: un magnífico tebeo, realizado según los cánones más clásicos de la aventura y con el cual el aficionado a las buenas historias disfrutará sin duda alguna. Lo único malo, es que para la edición española (a cargo de Norma Editorial), se ha optado por reducir un poco el tamaño y el número de páginas (que aquí se queda en sólo 72). Aún así es una lectura muy recomendable.

Novelas:

Raise the Titanic de Clive Cussler (1976). Setenta y cinco años después del hundimiento del Titanic, se descubre que en uno de los compartimientos del barco viajaba el cargamento de un raro mineral, el cual es la única fuente de poder que podría hacer funcionar un nuevo y secreto sistema de defensa estadounidense. Como dicho mineral se encuentra a más de 12.000 pies bajo el mar, Dirk Pitt y sus compañeros, deberán hacer lo imposible: rescatar el Titanic. En 1980 el libro fue adaptado para realizar una (mediocre) película con el mismo nombre, de la que os hablaré un poco más abajo. 

No greater love de Danielle Steel (1991). Cuando caía la noche del 14 de abril de 1912, Edwina Winfield no podía dejar de pensar que la vida le sonreía: viajaba a bordo del mejor transatlántico de la historia en compañía de sus padres, que la adoraban, y de su prometido, el mejor y más ardiente enamorado que podía soñar. De repente, su universo se vino abajo: el barco en que viajaba, el Titanic, chocó con un iceberg y se hundió. Con él se fueron a pique sus padres, su prometido, sus ilusiones de hija y esposa feliz. Y al regresar a casa tendría que hacerse cargo de sus cinco hermanos menores, una tarea para la que no tenía la menor preparación. Edwina, la joven rica y feliz, tenía que iniciarse en una nueva vida, más madura y responsable. En esta obra Danielle Steel, la más admirada y leída de las escritoras románticas, conmueve con una historia de sufrimientos que redime el amor, de fidelidad y de ganas de vivir. Una historia tan tierna como inolvidable

Ship of dreams de Martina Devlin (2008). Novela basada en la historia del tío de la abuela de la autora, que fue pasajero del Titanic. Así, el libro se adentra en la historia de Tom O'Brien y de su prometida, Johanna (Hannah) Godfrey, que se fugaron juntos de Pallasgreen, condado de Limerick, con rumbo a los Estados Unidos a bordo del Titanic. Eran pasajeros de tercera clase que iban a vivir con una hermana de Tom en Chicago. Cuando el Titanic golpeó el iceberg, Tom se perdió, mientras Hannah y su mejor amiga encontraron sitio en un bote salvavidas. Hannah estaba esperando un bebé. A partir de aquí, la autora inventa el comienzo de la vida de Hannah en Nueva York, el trabajo que consigue en una lavandería, su interacción con los otros supervivientes del mismo bote salvavidas y el nacimiento de su hija, Marion.

Good as Gold de Louise Patten (2010). Presumiblemente basada en hechos reales. La autora es nieta de Charles Lightoller, segundo oficial del Titanic, y superviviente del hundimiento. El abuelo de Patten murió antes de que ella naciera, pero la mujer se crió con su abuela, quien supuestamente le contó la historia de como él había presenciado el momento en el que el timonel erró al girar para evitar el iceberg, haciéndolo en sentido contrario.. "Cuando era adolescente estaba fascinada con el Titanic. Ella me contó exactamente lo que pasó aquella noche (del hundimiento) y nos pasábamos horas hablando de ello".

Películas y Series TV:

Saved from the Titanic de Etienne Arnaud (1912). Considerada como la primera película en tratar el tema del hundimiento del Titanic. El largometraje no fue muy bien recibido por el público, debido a que las personas aún se encontraban muy dolidas por la cantidad de víctimas que dejó el accidente. La película muda de 10 minutos, filmada en el buque Olympic (gemelo del Titanic), fue protaginizada por Dorothy Gibson, una superviviente real del infame transatlantico. Lamentablemente, la película terminó siendo olvidada, y poco después quedó destruida durante uno de los incendios ocurridos en los estudios Éclair en 1914. Sus únicos registros visuales sólo sobreviven a través de unas pocas fotos fijas de producción.

Cavalcade de Frank Lloyd (1933). Ganadora del Oscar. La película hace un recorrido por la sociedad británica a finales del XVIII y principios de XIX a través de una familia a la que le afecta el naufragio del Titanic. La cinta está protagonizada por Diana Wynyard y Clive Brook y se trata de una adaptación de la obra teatral de Noel Coward de 1931.

Titanic de Herbert Sleeping (1943). Esta producción alemana esconde un mensaje subliminal. Dirigida por el ministro de propaganda de Hitler, la cinta es tratada desde la perspectiva de la política nacionalsocialista, donde se muestra a los pasajeros ingleses como cobardes y borrachos. Intrepretada por Sybille Schmitz y Hans Nielsen, se rodó en el Cap Arcona, un paquebote alemán que naufragó en 1945 causando 5.000 muertos. Cabe destacar que los efectos especiales de este filme son tan reales que las secuencias del hundimiento han sido utilizadas en otras películas posteriores como en A night to remember


Titanic de Jean Negulesco (1953). Ganador del Oscar al mejor argumento, el film se centra más en el desarrollo dramático de los personajes -a través de la historia de una matrimonio adinerado pero infeliz que embarca en el buque- que en la acción y aventura. Obtuvo muy buenas críticas.

A night to remember de Roy Ward Baker (1958). Producido por Rank Film Production. Retrata la adaptación de una obra de Walter Lord sobre la catástrofe naval. En el largometraje se toman varias licencias como el bautismo del barco, que en realidad es el Queen Elizabeth. La protagonizan Kenneth More, Anthony Bushell, Michael Goodliffe y Laurence Naismith. Además cuenta con la extraordinaria particularidad de que en su rodaje intervinieron algunos supervivientes reales del drama, entre ellos el cuarto oficial Joseph Boxhall; Se considera una de las películas más cercanas a la realidad del naufragio.

Upstairs, downstairs (1971). Serie de televisión inglesa muy popular que narra las vicisitudes de una familia aristócrata y sus sirvientes entre 1903 y 1930, y que en un momento dado se hace eco del naufragio. En el año 2010 se hizo un remake.

S.O.S. Titanic de William Hele (1979). En realidad de trató de un telefilm de coproducción británico-estadounidense, inspirado en la obra de Lawrence Beesley, The lost of S.S. Titanic; el personaje del escritor lo interpretaba David Warner, quien también tuvo un papel en el famoso Titanic de 1997.

Raise the Titanic de James Jameson (1980). Adaptación de la novela del mismo título de Clive Cussler, protagonizada por Jason Robards, Richard Jordan y Alec Guinness. Se trata de una película de absoluta ficción en la que rescatan el barco para sacar de sus bodegas un misterioso mineral embarcado por unos obreros de Colorado que trabajaban en Rusia. Como dato, cabe apuntar que el film fue nominado a los Razzies Awards como peor película, peor puesta en escena y peor actor secundario de 1981.

No greater love de Richard T. Heffron (1996). La historia centra su atención en la odisea por la que tiene que pasar toda una familia que ha embarcado en el famoso Titanic. El 14 de Abril de 1912, Edwina iba en el Titanic con sus padres, sus cinco hermanos y su prometido. El barco se hundió arrastrando a los padres y al novio de la muchacha y dejándola de cabeza de familia a cargo de sus hermanos.


Interpretada por Kelly Rutherford, Chris Sarandon, Nicholas Campbell, Daniel Hugh Kelly y Michael Landes. Basada en la novela de Danielle Steel anteriormente reseñada.

Titanic de Robert Lieberman (1996). Miniserie producida para la televisión, y que contó con las interpretaciones de Peter Gallagher, George C. Scott, Katherine Zeta Jhones y Eva Marie Saint.

La camarera del Titanic de Bigas Luna (1997). Rodada en Italia y protagonizada por Aitana Sánchez Gijón y Olivier Martínez, relata la historia de un joven obrero que gana en un concurso un billete de ida y vuelta a Southampton, para ver zarpar a la mítica nave. Durante la noche, una hermosa muchacha llama a su habitación del Gran Hotel de Southampton y le pide alojamiento. Es una camarera del Titanic: debe embarcar al día siguiente y todos los hoteles de la ciudad estan completos. A la mañana siguiente, ella desaparece. Él la ve en el Titanic, intenta acercarse, pero el barco zarpa.


Y la mas conocida, Titanic de James Cameron (1997). Interpretada por Leonardo Di Caprio, Kate Winslet y Billy Zane, ganadora de 11 Oscars. Jack Dawson, un joven artista, en una partida de cartas gana un pasaje para América en el Titanic. A bordo, conoce a Rose Bukater, una joven de buena familia que contraerá matrimonio con Cal, un millonario a quien sólo interesa el prestigioso apellido de su prometida. Los jóvenes se enamoran durante el viaje, sin embargo, el accidente en el traslatrántico los separará. ¿Qué decir de esta mega producción?. Es innegable su calidad artística. A nivel visual es sencillamente espectacular, y ayuda a hacerse una idea bastante aproximada de lo que debió ser la magnitud e intensidad del naufragio real. Además es tremendamente fiel en infinidad de pequeños detalles, como por ejemplo cuando muestra a algunos pasajeros jugando al futbol con fragmentos del iceberg caidos sobre cubierta, o cuando muestra aquel coche que viaja en las bodegas -donde los protas tienen un tórrido encuentro íntimo- (se sabe que con el barco se hundió un Renault Coupe de Ville propiedad de un pasajero llamado William Carter). Ahora bien, a nivel argumental (y aquí me refiero exclusivamente a la famosa historia de amor...) aunque admito que no deja de ser entretenida y está bastante bien construida, en contra de lo que alguna gente cree no tiene la más mínima verosimilitud. Jack y Rose no sólo no existieron, sinó que, seamos realistas, una relación entre dos personas de clase tan distinta dificilmente podría haberse iniciado. Como dice el otro "la vida es así, no la he inventado yo". Aunque, para colmo de las casualidades, parece ser que sí hubo un J. Dawson a bordo y que también falleció en el naufragio, del que además James Cameron diría después no tener noticia previa.


En el año 2012, coincidiendo con el 100º aniversario de la tragedia, se estrenó una nueva versión de la oscarizada película, pero esta vez en 3D.

Simplemente como dato: en el año 2010, Shane Van Dyke dirigió Titanic II, un bodrio absolutamente infumable que no pretendía otra cosa que aprovecharse del éxito de la de Cameron, a ver cuantos "picaban" y la tomaban por su supuesta secuela. Curiosamente, su argumento se aproxima bastante a los excéntricos planes de Clive Palmer, el citado magnate que quiere fletar un Titanic II en la vida real. No merece la pena dedicarle ni media palabra más, así que simplemente no lo haré.

Titanic: Sangre y acero de Ciaran Donnelly (2012), serie de televisión de una única temporada: La historia se sitúa a comienzos del siglo XX, en la popular ciudad de Belfast, poseedora del astillero más grande del mundo. Bajo un contexto social y político convulso, la serie se centra en la figura del joven Mark Muir, un ingeniero naval canadiense que llega a Belfast para cumplir sus sueños. La obsesión de Mark por el trabajo para el que es contratado, la construcción del mejor trasatlántico de lujo que nunca haya existido, y su historia de amor a tres bandas, serán los principales hilos argumentales. Diferencias sociales, ambiciones contrapuestas, sentimientos no expresados... son algunos de los conflictos interiores que vivirán los personajes en esta historia romántica con tintes dramáticos. Todo ello con el trasfondo social que se vivía en aquellos años: la inmigración masiva, la revolución sindical en su apogeo, las nuevas fortunas emergentes... etc.

Un interesante guión acompañado de una cuidada ambientación y atmósfera que trasladará al espectador a principios del siglo XX, con una estética visualmente muy atractiva. Interpretada por Kevin Zegers, Chris Noth, Derek Jacobi, Neve Campbell, Alexandra Mastronardi, Ophelia Lovibond y Billy Carter, entre otros.

Documentales:

Titanic: The complete story (1994). Una de las cadenas importantes de cultura, A&E, produjo este documental de cuatro horas de duración, considerado como el mejor que se ha realizado hasta ahora por tener el material de investigación más completo, incluyendo rarísimas grabaciones de supervivientes que contaron su versión de los hechos. También contiene entrevistas con autoridades en el tema como el mismo Ballard y efectos especiales bastante impresionantes para ser un documental de mediados de los noventa.

Titanic: Anatomy of a disaster (1997). Un documental realizado por Discovery Channel que recopila varias investigaciones sobre el naufragio a través de imágenes y algunos restos rescatados del fondo del mar que fueron logrados gracias a la utilización del submarino francés Nautile. Es un punto de referencia dentro de la evolución de la investigación. Narra Martin Sheen.


Ghosts of the abyss (2001). Después de filmar Titanic, James Cameron regresa a la embarcación en 2001 para realizar una serie de tomas en pro de la investigación y de la exploración marítima. No sólo es un documento informativo, sino que a la vez es un despliegue de estética visual en el estilo tan propio del realizador. Sin duda uno de mis favoritos: lo recomiendo.

Save the Titanic (2012). Robert Ballard (el anteriormente citado descubridor de la ubicación exacta de los restos del Titanic), habla sobre las dificultades que pasa el barco para su conservación debido a que los buscadores de tesoros se hacen más frecuentes gracias a las nuevas tecnologías que hacen mucho más fácil rescatar objetos del naufragio sin autorización. Un material muy interesante.

Exposiciones:

Titanic belfast. Interesante museo dedicado al RMS Titanic, ubicado en Belfast, Irlanda del Norte.
El edificio cuenta con seis plantas que exploran la historia del Titanic, de la gente y de la ciudad que lo construyó. Se pueden visitar reconstrucciones de las cabinas, de los puentes y de las salas de máquinas y también se proyecta al público una conexión en directo con los restos de la nave.
Titanic Belfast se inauguró el 31 de marzo de 2012.



Titanic: The exhibition (exposición itinerante). Se trata de una de las mayores colecciones existentes sobre el Titanic; gracias a sus cerca de 200 objetos originales y a fieles reproducciones, a tamaño real, de sus estancias interiores, como los camarotes, pasillos de primera clase o un iceberg de auténtico hielo, entre otros, se consigue trasladar a los visitantes al año 1912, y situarlos a bordo del "buque de los sueños".
Es una experiencia única que permite al visitante conocer cómo fue la efímera vida a bordo del barco, desde su concepción y construcción hasta el estado actual de los restos, a casi 4 kilómetros de profundidad en el Atlántico Norte.

Recreación del corredor de 1ª clase

Sólo puedo deciros que la he visitado personalmente, y es una auténtica maravilla. Una experiencia tan enriquecedora como sobrecogedora, en la cual ese fetichista irredento que vive en mi interior me llevó a superar fugazmente una de las barreras que separan al público de algunos fragmentos REALES rescatados del barco para poder tocarlos con mi propia mano. Asumo que quizá no sea un comportamiento demasiado ético... pero es que no pude resistirme. También os diré que me pareció muy interesante su tienda de merchandising.

4 comentarios:

  1. Joder. Primero te diré, que aunque pueda parecerte extraño, la historia del Titanic nunca me ha atraído lo mas mínimo. Si tengo una montón de amigos y conocidos a los que les apasiona este tema.A mi particularmente me recuerda a una torre de Babel, pero en el mar. Lo que si tengo que reconocer es que tu artículo es de lo mas documentado que e leído nunca sobre el tema. No solo te basas en los hechos, si no que además, haces un recorrido por toda la literatura, cine y demás soportes en los que se habla del Titanic. Francamente me parece un artículo cojonudo. Y eso que, como te mencioné antes, el Titanic nunca fue una de mis pasiones

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  2. HOLA,DECIR QUE ME HA PARECIDO UN ARTICULO FANTASTICO,MUY BIEN DOCUMENTADO Y BIEN COMPUESTO,DA GUSTO ENCONTRARSE COSAS COMO ESTA.
    GRACIAS Y UN SALUDO
    TONI(HOBBIT)

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  3. Importantísimo aporte,muchas gracias y un cordial saludo desde Córdoba-Argentina..

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